(Buenos Aires, 27 de septiembre de 2013) - Hay luchas que parecen ganadas, pero la realidad nos indica que no debemos dar oportunidad para el retroceso. Si hay un área en la que parece que los derechos de las mujeres han avanzado en forma significativa en estos treinta años de democracia, es en relación con la participación política de las mujeres.
Es ampliamente sabido que la Argentina es un modelo en la región y en el mundo desde que la temprana sanción de las leyes de cupo a nivel nacional y provincial aseguró la incorporación de un mínimo del 30% de mujeres en las listas a elecciones legislativas. Con el correr del tiempo (y por efecto de las reformas normativas generadas por las luchas de mujeres feministas de diversos partidos políticos) las mujeres llegaron a ocupar lugares importantes en el Congreso Nacional y las legislaturas provinciales.
Sin embargo, hay muchos ejemplos en distintos partidos y espacios políticos que muestran que tampoco esta es una lucha ganada. En los últimos años hemos visto sobrados ejemplos: mujeres que habían tomado el lugar del cupo femenino en las listas que luego fueron reemplazadas por varones (porque ellas pasaron a cargos ejecutivos, o por enfermedad o fallecimiento); hemos visto renuncias para dar lugar a jefes políticos varones; y hemos visto intentos por incumplir las normas de cupo en la conformación de listas en distintas jurisdicciones.
No se trata de situaciones presentes en uno u otro partido político en forma exclusiva. Se trata de situaciones menos excepcionales de lo que deberían, si fuera cierto que la sociedad argentina comparte la convicción de que la democracia se fortalece con la participación plena de las mujeres en ámbitos de poder y que el cupo femenino es sólo una herramienta para asegurar ese otro objetivo.
Luego de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto de 2013, la alianza electoral UNEN en la Ciudad de Buenos Aires debía conformar sus listas a diputados y diputadas resultantes de los acuerdos celebrados y la decisión del electorado. Sin embargo, al presentarse la lista para su oficialización ante la justicia electoral, la candidata de la lista Suma +, Carla Carrizo, observó que estas listas no respetaban las normas de cupo vigentes sino que incluían a tres varones seguidos, relegándola a un lugar más lejano en la lista y, por lo tanto, con menos posibilidades de resultar electa. Esta situación generó un incidente de impugnación ante la justicia electoral, que fue resuelto en forma adecuada tanto por la Juez de primera instancia como por la Cámara Nacional Electoral.
ELA presentó un Amicus Curiae con el objetivo de apoyar la posición de la candidata Carla Carrizo, con la intención de fortalecer la importancia de mantener una vigilancia activa en el cumplimiento cabal de la ley de cupo, una herramienta todavía indispensable para el fortalecimiento de nuestra democracia.