(Buenos Aires, 11 de julio de 2014) - El 16 de junio pasado tuvo lugar un nuevo encuentro del Programa "Género y Derecho", ¿Cómo hicieron las mujeres de la política para llegar? Mujer y participación política: posibilidades, obstáculos y desafíos. Fueron convocadas la Diputada Nacional y presidenta del bloque GEN, Margarita Stolbizer, la Secretaria de Educación de la Ciudad de Córdoba y expresidenta de la FUC, Brenda Austin, y la Directora Ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género,Natalia Gherardi. La actividad fue coordinada por la Decana Mónica Pinto.
De manera introductoria, la Decana Mónica Pintohizo referencia a la ley de cupo, y seguidamente presentó a las invitadas y resaltó que el propósito de la jornada fue aportar recorridos que sirvan de referencia y brindar elementos teóricos para poder reflexionar en este tema.
Las exposiciones comenzaron con Margarita Stolbizer, quien sostuvo que es importante aprovechar estos ámbitos para cuestionar el modelo en el que se da esa discusión. “Es imposible que la mujer discuta sobre sus propias condiciones y oportunidades de igualdad en un contexto de extrema desigualdad”, subrayó. En este sentido, propuso analizar las barreras existentes para que las mujeres participen en política. Estos impedimentos tienen que ver con las brechas que existen entre los géneros y que, de acuerdo con la expositora, comienzan con una educación que está muy estereotipada. Asimismo, las mujeres no tienen la posibilidad de ejercer en plenitud sus derechos sexuales y reproductivos, operando esto también como una barrera. Por otra parte, Stolbizer recordó que la década de 1990 marcó la irrupción de la mujer en el mercado de trabajo masivamente, pero esa llegada de la mujer no fue el resultado de una posibilidad de realización individual o profesional, sino que fue más que nada el empuje de las necesidades que planteaban los hogares. “La mujer que irrumpe en el mercado de trabajo lo hace en una situación de extremísima precariedad, de la que aun con el paso de los años no ha logrado salir absolutamente”, advirtió. Stolbizer consideró que otra barrera es la violencia que sufren las mujeres, vinculándola con lo institucional, con lo social y con lo doméstico-familiar. Con relación a la política, señaló que se trata de una actividad diseñada por y para varones, entre otras cosas, porque detrás de la política está el poder y el dinero, para los que en la preasignación de roles sociales, las mujeres no cuentan. Además, identificó que existe una brecha entre el derecho declarado y la posibilidad del ejercicio operativo de ese derecho, en todos los ámbitos. “La gran lucha de los movimientos de mujeres tuvo como resultado una ley de cupo que puso a Argentina en un lugar realmente importantísimo: somos el primer país del mundo en incorporar una ley que reconociera esto”, enfatizó. Sin embargo, sostuvo que esto no es suficiente y que nunca la ley puede considerarse un fin en sí mismo, sino que es un mecanismo que permite avanzar hacia otras cuestiones.
Posteriormente, Brenda Austin destacó este tipo de actividades ya que invita a una retrospección honesta del propio recorrido. En este sentido, comentó que su historia de militancia no estuvo signada por la discriminación. Sin embargo, analizando distintas situaciones, como la de la Federación Universitaria de Córdoba, la Federación Universitaria Argentina o el caso de las rectoras mujeres, la oradora advirtió la escasa participación del género. “Muchas veces las mujeres, al no ver las circunstancias que determinan los contextos, contribuimos a invisibilizar las dificultades, a naturalizarlas”, remarcó. En este sentido, si se empiezan a buscar datos y a ampliar miradas, se encuentra con que la participación de las mujeres en la vida pública, en la vida política, en los espacios de decisión, si bien ha tenido un crecimiento, todavía está lejos de ser igualitaria. En la misma línea argumental, Austin sostuvo que más allá de las conquistas, el tema de las discusiones de género atraviesa con muchísima fuerza nuestras realidades. “Se trata de cuestiones arraigadas en la estructura de la sociedad, cuestiones culturales, y que como sociedad y como mujeres, tendemos a reproducirlas”, explicó. A la vez, cuando en algunas instancias se promueven debates sobre cosas cotidianas, la respuesta de lo público suele estar orientada a ridiculizar estas iniciativas. “Esto se ridiculiza diciendo que oculta los problemas reales a los que nos enfrentamos las mujeres vinculados generalmente con la violencia de género (…) Es cierto, cuando está en riesgo la vida de una mujer es el caso más grave. Sin embargo, esto está sostenido sobre una cultura que atraviesa toda la sociedad”, evidenció. En relación con la política, sostuvo: “Si no logramos poner en cuestión cuáles son los valores que se buscan o las características de representación política, seguramente nos vamos a seguir encontrando con enormes dificultades para que las mujeres asuman plenamente ese espacio”.
A su turno, Natalia Gherardi explicó que el objetivo de reflexionar sobre las mujeres en la profesión jurídica no solo se da en la necesidad de pensar numéricamente, sino también para pensar el por qué y el para qué. Asimismo, afirmó que si hay un tema que atraviesa todas las áreas es el problema del cuidado, entendido como un conjunto de responsabilidades. “El cuidado (…) atraviesa a la sociedad en todos los ámbitos de la vida pública y social, y recae mayoritariamente en las mujeres”, expresó. De esta manera, la organización social del cuidado es injusta en términos socioeconómicos y en términos de género. Sin embargo, tener responsabilidades de cuidado no es un obstáculo insalvable con relación a la decisión de participar, pero requiere un esfuerzo. Además, hizo referencia a los obstáculos subjetivos que identificaban las mujeres que habían tenido cierta participación política. El primero de ellos es la autovaloración de sus aptitudes para participar. “Es una exigencia que uno no ve colocada por parte de otras personas y es un cuestionamiento habitual a la ley de cupo (…) el día que todos los varones que participan en ámbitos públicos sean brillantes, exijamos lo mismo para las mujeres”, expresó Gherardi. El segundo obstáculo es el mandato de la feminidad, limitaciones subjetivas que son introyectadas a las personas por la cultura, desde la más temprana socialización, y la cual tiene su mayor expresión en la maternidad. Otro obstáculo subjetivo es la rivalidad entre las mujeres, teniendo en cuenta la falta de solidaridad y respeto entre ellas. Gherardi también aseguró que existen estrategias importantes para apoyar los procesos de autorreflexión y de autovaloración, para transformar las individualidades y, con ello, la sociedad.
Fuente: Derecho al Día.